domingo, 7 de noviembre de 2010

Ayahuasca Parte II




Subimos y veo lo que siempre había visto por televisión una comunidad shipiba con casas a un nivel del piso con gente muy acogedora, ellos cuentan con energía eléctrica gracias al Gringo Carl quien tiene a esta comunidad como centro de operaciones y donde ha construido un pequeño lodge para sus retiros, hoy cuentan con paneles solares y un ingreso extra por los visitantes que trae Carl. Saludamos a todos y seguimos caminando hacia la izquierda por el inmenso follaje selvático escuchando el sonido de miles de animales que sin duda no conocemos hasta llegar al lugar donde pernoctaríamos que es totalmente construido en madera y al igual que las casas de la comunidad está sobre el nivel del suelo como la mayoría de casas en la selva.

Subo y lo primero que aprecio es lo bien logrado de la arquitectura, todo está bien distribuido, el material usado es 100% natural, económico y de muy buena presentación. La cocina se asemeja mucho a una barra de bar y las mesas están en una especie de comedor abierto con vista a la selva virgen, hay dos mesas campestres grandes como para 10 personas cada una y alrededor 4 hamacas cerca a los balcones, luego sigue un pasillo que da a las cabañas que son las habitaciones y hacia la izquierda un área hexagonal con paredes de algo más de 1 metro y techo cónico donde se realizan las sesiones, por ahora tenemos que acomodar nuestras cosas, tomar un duchazo para luego almorzar.




- Eli no te tarde eh…
- Nada, al toque nomas que tengo un hambre …
- Yo también

El almuerzo es realmente mucho peor que el desayuno y la cena anterior, en menú consiste en: Quinua hervida sin sal, ensalada de tomate y lechuga sin sal, limón o algo parecido, es decir había simplemente que saciar el hambre, no más.
Luego de almorzar decidimos explorar el alojamiento y nos sentamos en las maderas del área hexagonal que es donde se hacen las sesiones, nos sentamos en el piso de madera Alina, Juanca, Eli y yo imaginándonos cómo sería lo que nos tocaría vivir en pocas horas, conversando de todo un poco, hasta recostarnos en el piso y empezar una partida de Póker.De los presentes en este momento solo Alina ha tenído una experiencia con Ayahuasca y nos da consejos en caso entremos en pánico, según ella no debemos de preocuparnos por ello, sino pensar en que todo iba a pasar en poco tiempo.


Después de las partidas de póker Eli y Alina fueron a descansar mientras el Gringo Carl preparaba todo Juanca y yo pasamos a las hamacas a conversar un rato y reconocer el miedo que sentíamos en esos momentos, pero siempre seguros de que ya no hay “vuelta atrás” mientras el cielo se pone azul oscuro y las primeras luciérnagas aparecen, es la primera vez en mi vida en que veo luciérnagas y es todo un espectáculo.
Siendo las 8 p.m. El maestro Enrique y su esposa salen de su habitación vestidos de Shipibos, nos saludan y van hacia el área de la ceremonia donde veo que extienden una especie de alfombra y colocan algunas cosas que en estos momentos no distingo, llaman al gringo Carl quien nos indica que el momento ha llegado, así que a amarrarse bien los pantalones.

Pasamos al área ceremonial y vemos unas pequeñas frazadas dobladas al costado unos baldes rojos con algo de agua y un rollo de papel higiénico cada uno de ellos indicaba una posición a ocupar y nos sentamos en el siguiente orden: Alina, Carl, Eli, Juanca y yo, en el centro estaba el Maestro y su esposa detrás de la alfombra y lo que hay sobre ella que en estos momentos no se llega a distinguir pues no contamos con luz y a pesar de ello nuestras pupilas aun no logran distinguir todo al 100% sin la ayuda de una linterna.

- Carl, ya estamos listos?
- Sí maestro Enrique, ya estamos todos listos
- Entonces, empecemos.

Enrique empieza haciendo una especie de silbidos, pero no los silbidos usuales sino silbidos similares a los que se hace con una quena o flauta los cuales tienen como fin el llamar a los espíritus, mientras tanto toma un sorbo de ayahuasca de un recipiente de arcilla. Continúan los silbidos para luego de unos minutos pasar a un discurso en idioma shipibo el cual no entendemos pero que es una invitación para que las almas formen parte de la ceremonia.




A continuación vienen los Icarios, nombre que toman los canticos a realizarse durante las ceremonias de ayahuasca, cánticos que nunca se repiten y que suelen ser dictados por una tercera persona a (no presente) una vez cruzada la línea. No pasa más de 190 minutos y el maestro nos llama uno a uno por nuestro nombre y nos ofrece una toma de ayahuasca, yo la tomo en dos tiempos pues no es poco lo que me ha servido muy aparte de que su sabor es bastante fuerte y terroso, pero ese no es un inconveniente en estos momentos. Me recuesto en la pared del hexágono y escucho a l maestro mientras veo los espacios entre la pared y el techo cónico q con lo ligera luz de la noche aparentan ser grandes pantallas ldc apagadas, a la vez veo el reflejo de decenas de luciérnagas traviesas que me ponen la cosa más difícil. Mientras tanto, el tiempo pasa…

Pasa y pasa y lo ícaros siguen y siguen, ya pasaron yo creo 30 minutos y empiezo a ver cosas extrañas, a visualizar a los icaros, sí a visualizarlos. Como? No sé pero los veo venir cual boomerangs amarillos que se van acercando a mí poco a poco, cada vez están más cerca mio y en unos segundos sé que me atraparán.

Cuando me atrapan, veo un Icaro que pasa demasiado cerca mío y me arrastra con él llevándome a un nivel multicolor y de extraña relajación, un nivel que te invitaba seguir adelante, algo así como la entrada de un juego de play station que promete mucho, pero al cual mi ancla a tierra en esos momentos no me permite ingresar. En esos momentos mi “ancla” eran las nauseas pues si algo te genera el Ayahuasca es nauseas y en esos momentos el vomitar es mi cable a tierra.

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